Madre María cercana, esclava sabia del amor,

guía la intención fervorosa de estas almas que pedimos;

acompáñanos siempre, Señora, creatura predilecta de Dios;

y derrama muchas bendiciones, para que pueda aumentar nuestra luz

Adviértenos con voz poderosa, cuando errados pasos demos;

revístenos con humildad serena, que nos permita ver todo mal;

aboga en tu silencio sabio, para experimentar horror al pecado;

pues gran daño el mismo trae, provocando sufrimiento y dolor.

Muéstranos ya tu ejemplo vivo, para ejercitar siempre el perdón;

prende estas consciencias ciegas, para que puedan sentir contrición;

permítenos entender claramente, cuando estemos ofendiendo al Padre Dios;

y permítenos también comprender, cuando estemos hiriendo a nuestro hermano.

Deja que tu entrega alumbre nuestros pasos por la vida;

que nos sostenga tu mano, para sortear los peligros;

que nos inunde tu Gracia, para vencer al maligno;

y nos proteja tu manto de sus embates constantes.

Ruega, María, por nosotros, los que estamos aún bregando;

clama a la vez por las almas de quienes partieron ya;

bríndanos sostén actualmente, durante y después del día aciago;

y muéstranos caminos de esperanza, hasta la resurrección final.